En las dos últimas décadas, el acceso a la educación superior ha aumentado considerablemente en América Latina. La cantidad de nuevos programas disponibles ha generado preocupación por la calidad de la educación, lo que tiene implicaciones para el mercado laboral. Utilizamos datos longitudinales de una cohorte peruana seguida de 8 a 26 años (el estudio Vidas Jóvenes) para analizar el perfil de los estudiantes matriculados en diferentes tipos de educación superior, y para explorar los rendimientos de la educación superior antes y durante la crisis. COVID-19 crisis. Encontramos pruebas de estratificación en el nivel de educación superior: (a) los estudiantes de (a) los estudiantes de los hogares más ricos tienden a matricularse en universidades (en lugar de institutos técnicos), y elegir carreras e instituciones con los mayores ingresos; (b) los estudiantes con mayores niveles de habilidades cognitivas y competencias socioemocionales tienden a asistir a universidades de mayor calidad; (c) existen diferencias de género ocultas: las mujeres tienen más probabilidades de matricularse en las carreras menos recompensadas en el mercado laboral. En el mercado laboral de 2020, a los 26 años encontramos que (d) antes del COVID, los rendimientos positivos de la educación superior sólo se observan para los que asistieron a universidades de mayor calidad (e) durante la pandemia, la educación superior se convirtió en un factor de protección, con la de ingresos es mayor para todos los que asistieron a este nivel educativo; (f) la prima de ingresos de los hombres se duplicó durante la pandemia. Descarga el documento aquí
Año: 2021
Autor(es): Alan Sánchez, Catherine Porter, Marta Favara
Tipo(s): Documento de política
Tema(s): Covid-19, Educación, Juventud