Los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, aprobados por las Naciones Unidas en el 2015, plantean que todos los niños y niñas tienen derecho a acceder a una educación de buena calidad, que les permita aprender a lo largo de su vida. La información recogida y analizada de ambos grupos de los ahora jóvenes de Niños del Milenio, a través de las encuestas a ellos, sus hogares y en sus escuelas permite verificar que esta aspiración aún dista de ser alcanzada por muchos niños y niñas de los cuatro países. Al mismo tiempo, hemos encontrado que tampoco se ha cumplido un principio básico fijado por la UNESCO, en 2008, que todos los estudiantes debían acceder a una educación de buena calidad, independientemente de sus circunstancias familiares, como de su origen étnico, género o nivel socioeconómico.

Los investigadores de este boletín de políticas públicas también se sustentan en diversas publicaciones que afirman que el desempeño de los estudiantes debe resultar de su esfuerzo y habilidad personal y no de sus oportunidades externas. Igualmente, los autores de este boletín también se respaldan en documentos previos que consideran la educación como un factor clave para el desarrollo de los individuos, las comunidades y las naciones; además de que incrementa las destrezas, las posibilidades de empleo y la movilidad social, al tiempo que mejora el crecimiento económico  de los países.

Este boletín presenta siete mensajes claves comunes de los cuatro países, y la idea que los engloba, de forma general, señala que niños y niñas de áreas rurales, familias de bajos ingresos, con madres con escasa educación y pertenecientes a grupos indígenas o castas (para el caso de la India) tienen un menor aprendizaje que sus pares en las zonas urbanas, de hogares con mayor holgura económica y cuyos padres suelen tener más nivel educativo. En muchos casos, esos niños y niñas asisten a escuelas con peor infraestructura y tienen profesores con menos capacitación.  Además, dicha situación suele empeorar para los niños y niñas que tienen más de una de esas características, a los que llamamos niñez vulnerable.

En este sentido, un hallazgo relevante es que las oportunidades educativas sí cuentan para los estudiantes. Por ejemplo, Niños del Milenio encontró que el conocimiento pedagógico de los profesores tienen un efecto positivo en el aprendizaje de los niños y niñas (Cueto y otros 2016, 2014). El ciclo negativo entre los antecedentes individuales y familiares, las oportunidades educativas y los aprendizajes de los niños y niñas deben romperse, de modo que nuestros sistemas educativos sean de alta calidad y equitativos.