Lima, 14 de octubre de 2024

El estudio longitudinal Niños del Milenio acaba de publicar los resultados de su más reciente estudio cualitativo que analiza cómo el bienestar subjetivo de los jóvenes peruanos ha sido afectado por la pandemia del COVID-19. Este estudio, liderado por las investigadoras Vanessa Rojas y Adriana Alván, se basa en entrevistas realizadas a jóvenes de dos cohortes: aquellos de 21-22 años y los de 28-29 años, quienes han sido parte del estudio Niños del Milenio desde el 2005.

El estudio, desarrollado en las regiones de Apurímac, Lima, Puno y San Martín, ofrece una visión profunda sobre cómo los jóvenes han enfrentado la crisis sanitaria y cómo esta ha influido en su percepción de bienestar, abarcando aspectos como la educación, el empleo, la salud mental y el soporte familiar.

Principales hallazgos del estudio

Impacto diferenciado según el ciclo de vida
El estudio muestra que la edad juega un rol importante en la manera en que los jóvenes perciben su bienestar. Para la cohorte de jóvenes de 21-22 años, el bienestar está vinculado principalmente a la finalización de sus estudios y su ingreso al mercado laboral. Las relaciones familiares se destacan como un apoyo crucial durante esta etapa, proporcionando no solo respaldo emocional sino también económico, en muchos casos. Sin embargo, el estudio señala que la pandemia interrumpió severamente sus planes educativos y laborales, especialmente para aquellos en zonas rurales donde la falta de acceso a tecnología agravó sus dificultades.

En contraste, para la cohorte de 28-29 años, el bienestar está más relacionado con la estabilidad económica y laboral. Estos jóvenes ya han comenzado o están en proceso de formar sus propias familias, y la pandemia incrementó las dificultades para alcanzar una estabilidad financiera. Aquellos que no cuentan con empleos formales o dependen de la economía informal reportaron niveles más bajos de bienestar debido a la inestabilidad laboral.

El rol crucial del soporte familiar
A lo largo de todas las etapas de su vida, los jóvenes enfatizan la importancia del apoyo familiar. Durante la infancia y adolescencia, este apoyo fue clave en términos de provisión económica, mientras que en la adultez joven se convierte en una red emocional y de guía. Las mujeres, en particular, valoraron el apoyo familiar en la crianza de sus hijos, lo que les permitió cumplir con sus responsabilidades laborales o educativas.

Desigualdades en el acceso a la educación y el empleo
El estudio revela disparidades significativas entre jóvenes urbanos y rurales en cuanto al acceso a la educación y las oportunidades laborales. Los jóvenes de zonas rurales enfrentaron mayores dificultades durante la pandemia debido a la falta de acceso a internet y a una educación de calidad. Muchos vieron interrumpidos sus estudios o tuvieron que recurrir a la educación virtual con limitaciones tecnológicas, lo que afectó sus expectativas respecto a su futuro laboral.

En términos laborales, los jóvenes de zonas urbanas también fueron gravemente afectados por la crisis sanitaria, ya que muchos trabajaban en sectores informales o vulnerables, lo que los dejó en una situación de incertidumbre económica.

Efectos en la salud mental y emocional
Uno de los impactos más graves de la pandemia fue el deterioro de la salud mental de los jóvenes. Sentimientos de aislamiento, estrés y la incertidumbre sobre su futuro provocaron altos niveles de ansiedad y depresión, especialmente entre las mujeres. Aquellas que asumieron múltiples responsabilidades durante el confinamiento, como el cuidado del hogar y la contribución económica, fueron las más afectadas emocionalmente.

Recomendaciones de política pública

El estudio ofrece una serie de recomendaciones para abordar los desafíos que enfrentan los jóvenes peruanos en su búsqueda de bienestar:

  • Fortalecer la protección social: Es crucial que el Estado peruano desarrolle políticas que mejoren el acceso a educación de calidad y amplíen las oportunidades laborales, especialmente en zonas rurales. También es fundamental fortalecer los sistemas de salud mental.
  • Promover la equidad de género: Las políticas deben abordar la carga desproporcionada que recae sobre las mujeres, promoviendo la corresponsabilidad en las tareas del hogar y brindando acceso equitativo a oportunidades educativas y laborales.
  • Desarrollar resiliencia comunitaria: En las zonas rurales, es necesario mejorar la infraestructura básica como el acceso a internet y servicios esenciales, lo que permitiría a los jóvenes tener mejores oportunidades de desarrollo.

El estudio será presentado en un webinar el próximo miércoles 16 de octubre a las 4.30 p.m. por las redes sociales del estudio Niños del Milenio.

 

Para más información sobre el evento y el documento de investigación puedes ponerte en contacto con

Gisela Chacaltana

Coordinadora de comunicaciones en Niños del Milenio

gchacaltana@grade.org.pe